Un hombre pasó 13 años transformando un patio trasero estéril de su casa adosada en un increíble jardín japonés.
Martin Fitton, de 54 años, se enamoró de los jardines japoneses después de visitar uno por primera vez durante sus vacaciones en Dorset en 2009 e inmediatamente se dispuso a crear el suyo propio en casa.
Durante los últimos 13 años, ha renovado incansablemente su jardín por sí mismo y ahora tiene un oasis que parece sacado directamente de un pueblo remoto en Honshu, con su propia casa de té tradicional, estanque koi, pequeño puente, linternas de hormigón y pagodas .
«Estoy muy orgulloso de mi jardín», dijo Fitton, un conductor profesional de Brislington, Bristol. «Fue muy gratificante. No tengo ninguna ayuda con el jardín, hago todo yo mismo, por lo que es bueno poder ver cómo se une todo».
“Me encanta todo, pero recientemente rediseñé la parte superior de mi jardín zen, por lo que probablemente sea mi parte favorita en este momento”, señaló. «Me gusta sentarme en el pabellón con una taza de té o una cerveza con mi esposa y contemplar el jardín, se siente muy tranquilo».
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Sin embargo, no siempre fue japonés. Cuando Martin se mudó por primera vez a su casa en Bristol en 2001, sus hijos, Rhys y Vanessa, estaban motivados para instalar estructuras para trepar y casas de verano para que ellos disfrutaran.
Irónicamente, su inspiración y amor por la tradición japonesa no provino de una visita a Japón, sino de un jardín japonés en Compton Acres, Dorset, en la costa sureste de Inglaterra, en 2009.
«Se sentía tan tranquilo, silencioso y tranquilo, y estaba mirando todo a mi alrededor y pensando que definitivamente podría hacer esto», dice Fritton, quien siempre ha disfrutado trabajar con madera. «Mis hijos ya eran adolescentes, así que en realidad no usaban el jardín tanto como cuando eran niños, así que tan pronto como llegué a casa comencé a convertir la antigua casa de verano en un salón de té».
En los años siguientes, Martin transformó su patio trasero, agregando un jardín zen, un pabellón y un enrejado japonés. Él mismo construyó todo, excepto el patio y las linternas de hormigón, para las que contó con la ayuda de expertos.
Su jardín le ha ganado muchos admiradores, incluidos muchos en Japón que felicitaron la devoción del padre de dos hijos por la tradición.
“Obtuve japoneses que elogiaron el jardín, lo cual es realmente agradable porque no quería ofender a los japoneses haciéndolo mal, así que me alegro de que lo hayan aprobado”, señaló. «La casa de té es lo primero que ves cuando entras al jardín y fue lo primero que construimos».
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«Realmente quería asegurarme de que todo fuera japonés y no mezclar todo con chino, para que todo fuera fiel a la cultura y no se cruzara», dijo.
«Como resultado, hice amigos japoneses y, a menudo, les enviaba cartas que encontraba para asegurarme de que estuvieran traducidas correctamente y para asegurarme de que fuera japonés, no chino, porque las escrituras se ven muy similares».
A pesar de su fascinación por la cultura japonesa, Martin nunca ha estado en el país, pero la pareja planea ir en su cumpleaños número 60 dentro de cuatro años.
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